'Waiting for the Sesson' - Bernie Rosage Jr. |
Me faltó la perseverancia y tal vez el talento, pero no la sensibilidad, esa puedo decir que la heredé de mi padre, poeta y dibujante autodidacta, además de eximio bailarín; y de mi madre, lectora empedernida y maestra, con una sensibilidad musical contagiosa, de quien recuerdo cada canción que tarareaba a todas horas del día. Lo intentó conmigo, a los nueve años me ingresó a una academia de música, hice dos años de teoría y dos de práctica en violín y piano. Posteriormente me regalaron una guitarra y pude tocar algunas canciones folclóricas. Pero me faltó perseverancia y quizás talento...
Desde entonces mi violín de estudio pende
como testigo silente en un muro de mi sala de estar.
Quizás como una forma de lealtad a la música, soy una
melómana confesa. Para mí los grandes compositores románticos son
irrenunciables porque fueron los primeros que descubrí; y algunas de sus inconfundibles melodías seguí con
torpeza dedo a dedo en el piano.
- Ludwig van Beethoven con sus conocidas bagatelas como ‘Für Elise’, sus sonatas como ‘Claro de Luna’ y sus grandiosas nueve Sinfonías;
- Niccolò Paganini, con su famosa ‘Campanella’ del Concierto n° 2 B menor, 'Violín Sonata No 6' y sus 24 caprichos para violín;
- Franz Schubert con sus 700 lieder, en especial el último ciclo la ‘Schwanengesang D 957’ (‘El canto del cisne’), donde se encuentra la famosa ‘Ständchen’ (‘Serenata’) escrita en su último año de vida, con letra del poeta alemán Ludwig Rellstab;
- mi amado Frédéric Chopin con sus nocturnos, mazurkas, polonesas, valses y estudios para piano;
- Robert Schumann, su ciclo ‘Dichterliebe’ (‘Amor de poeta’), con poemas de Heinrich Heine, y sus violín sonatas;
- Franz Liszt con sus ‘Rapsodias húngaras’, sus tres ‘Liebesträume’ y sus estudios;
- Johannes Brahms, su música asociada a la melancolía y la nostalgia, propias de un compositor con cariz otoñal, tanto por su carácter, como por el hecho de que pertenezca a la última etapa del Romanticismo. Destaco su música de Cámara, como el Quinteto con piano en fa menor, op. 34, que incluye cuarteto de cuerdas (dos violines, viola y violonchelo), el Concierto para Violin y Orquesta en Re Mayor Op 77 y su célebre Lullaby.
- Jules Massenet y su ‘Meditation para violín’ desde la ópera ‘Thaïs’;
- Claude Debussy con sus ‘Preludios para piano’, el tríptico sinfónico “La Mer” y su 'Clair de Lune' desde la Suite bergamasque.
- Mención aparte merecen los grandes compositores de ópera como Gaetano Donizetti (‘Lucia di Lammermoor’ y ‘L'Elisir d'Amore’), Giuseppe Verdi (‘Rigoletto’, 'La Traviata' ‘Nabucco’ y ‘Aida’), Richard Wagner (‘Der Ring des Nibelungen’ y los ‘Bridal Chorus’ desde ‘Lohengrin’, Tannhauser, Pilgrim's Chorus), Georges Bizet (‘Carmen’), Giacomo Puccini (‘La Bohème’, ‘Tosca’, ‘Madame Butterfly’); y de ballet como Pyotr Ilyich Tchaikovsky (‘Lago de los cisnes’, ‘Romeo y Julieta’), y para no dejarlos fuera, los Strauss con sus marchas, waltzes y polkas.
- Tengo debilidad por los compositores orientales, polacos, rusos, húngaros; checos como Antonín Dvořák; rusos como Nikolai Rimsky-Korsakov con ‘El vuelo del moscardón’ desde ‘The Tale of Tsar Saltan’, ‘Scheherazade’, y el ‘Capriccio Espagnol’; Sergei Rachmaninoff y sus conciertos para piano.
He nombrado las obras que me han acompañado durante mi vida y por las que siento especial cariño. No se trata de una opinión docta, sino simplemente el gusto personal de alguien que siente y disfruta la música. He mencionado sólo a los compositores románticos, aún hay muchos más de otras etapas de la música.
Pero fue mucho más tarde que conocí a Gustav Mahler, fue
amor a primera oída y se instaló en mi corazón para siempre. Cuando escuché su Adagietto de la Sinfonía Nº 5, contraje esa extraña y sensible enfermedad llamada "mahleria" que viaja por mis venas y me acompañará hasta
mi muerte. Esto ha sido lo que me ha
movido a dedicar un blog al eximio maestro GM.
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La música transporta a dónde queremos ir y a dónde ni siquiera sabemos que queremos.
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